Con frecuencia se suele decir que el motor del éxito de toda empresa son las personas. Sin embargo, para que los trabajadores contribuyan al logro de los objetivos no basta con que cada uno aporte su talento de manera individual. Sino de todas esas competencias y habilidades deben colaborar coordinadamente para alcanzar las metas. En otras palabras, para ser exitosas, las organizaciones requieren integración de equipos de trabajo.

Un colaborador difícilmente será el mismo dentro de dos empresas distintas. Esto se vincula de manera directa con la influencia que tiene el equipo de trabajo en todo colaborador y viceversa. Cada miembro dentro de tu nomina de trabajadores genera un impacto no solo en los resultados, sino también en sus compañeros. Tener esto es clave para entender qué es la integración de equipos de trabajo.

Ahora bien, ¿de qué se trata este concepto? La integración de los equipos es un proceso y como tal, ocurre desde el momento en que una empresa nace.

Por lo general, se cree que corresponde a Recursos Humanos liderear esta iniciativa pero, en realidad, la integración de equipos de trabajo debe estar impregnada en el ADN de la compañía. Es algo que se transmite en la propia cultura organizacional. De alguna manera, es una tarea de todos, pero principalmente, una decisión del liderazgo de la empresa.

¿En qué consiste? Consiste en convertir a un grupo de colaboradores con los intereses y objetivos individuales en un equipo de trabajo. Donde la meta de cada miembro este relacionada con la de los demás. De manera tal que se pueda conseguir una visión y esfuerzos compartidos para alcanzarlas.

El efecto de este proceso es la consecución de un logro mayor al que se conseguiría con el aporte de cada colaborador de manera aislada. Es decir que crea sinergia para seguir los resultados deseados a nivel global en la empresa.

Fuente: Factorial RH